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lunes, 1 de junio de 2009

LA SABIDURÍA DE UNA MADRE

Un día mi madre me preguntó cuál era la parte más importante del cuerpo. A través de los años trataría de buscar la respuesta. Cuando era más joven, pensé que el sonido era muy importante para nosotros, por eso dije “mis oídos mamá”.

Ella dijo: No, muchas personas son sordas y se las arreglan perfectamente. Pero sigue pensando, te preguntaré de nuevo.

Varios años pasaron antes de que ella lo hiciera. Desde aquella primera vez, había creído encontrar la respuesta correcta. Y es así le dije: Mamá, la vista es muy importante para todos, entonces deben ser nuestros “ojos”.

Ella me miró y dijo: Estás aprendiendo rápidamente, pero no es la respuesta correcta, porque hay muchas personas que son ciegas y salen adelante sin ellos.
Continué pensando cuál era la respuesta correcta. A través de los años, mi madre me preguntó un par de veces más y ante mis respuestas la suya era: No, pero estás poniéndote más inteligente con los años, pronto acertarás.

El año pasado, mi abuelo murió. Todos estábamos dolidos. Lloramos. Incluso mi padre lloró. Recuerdo esto sobre todo porqué fue la segunda vez que lo vi llorar.

Mi madre me miraba cuando fue el momento de dar el adiós final al abuelo. Entonces me preguntó: hijo, “¿No sabes aún cuál es la parte más importante del cuerpo?”.

Me asusté cuando me preguntó justo en ese momento, siempre había creído que ese era un juego entre ella y yo, pero ella vio la confusión en mi cara y me dijo, “esta pregunta es muy importante”. Para cada respuesta que me diste en el pasado, te dije que estabas equivocado y te dije el por qué, pero hoy es el día que debes saberlo. Ella me miraba como sólo una madre suele hacerlo.

Vi sus ojos llenos de lágrimas y la abracé. Fue entonces cuando apoyada en mí, me dijo. “Hijo, la parte más importante del cuerpo es el hombro”. Todos necesitamos un hombro para llorar algún día en la vida, hijo mío”.

Le pregunté: ¿Es porqué sostiene mi cabeza?, y ella respondió, “No, es porque puede sostener la cabeza de un ser amado o de un amigo cuando llora”. Todos necesitamos un hombro para llorar algún día en la vida, hijo mío.

Sólo espero que tengas amos y amigos, así siempre tendrás un hombro donde llorar, cuando lo necesites, como ahora necesito del tuyo.

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