El joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa de éste y le dice:
- Maestro, un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia…
- ¡Espera! – Lo interrumpe el filósofo - ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
- ¿Las tres rejas?
- Si, la primera es la verdad. ¿Estás seguro de lo que tienes que decirme es absolutamente cierto?
- No, lo oí comentar a unos vecinos.
- Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. ¿Esto que deseas decirme, es bueno para alguien?
- No, en realidad no. Al contrario…
- Ah, vaya. La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
- A decir verdad, no.
Entonces – dijo el sabio sonriendo – si no es verdadero, ni bueno ni necesario, sepultémoslo en el olvido.
“NO ANDARÁS CHISMEANDO ENTRE TU PUEBLO”
Levítico 19:1
- Maestro, un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia…
- ¡Espera! – Lo interrumpe el filósofo - ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
- ¿Las tres rejas?
- Si, la primera es la verdad. ¿Estás seguro de lo que tienes que decirme es absolutamente cierto?
- No, lo oí comentar a unos vecinos.
- Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. ¿Esto que deseas decirme, es bueno para alguien?
- No, en realidad no. Al contrario…
- Ah, vaya. La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
- A decir verdad, no.
Entonces – dijo el sabio sonriendo – si no es verdadero, ni bueno ni necesario, sepultémoslo en el olvido.
“NO ANDARÁS CHISMEANDO ENTRE TU PUEBLO”
Levítico 19:1
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